jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Cuál Es Tu Habitación del Pánico?


¿Dónde te escondes cada vez que te encuentras en una situación que te asusta afrontar? Empiezo yo, si quieres. A mí me da pánico hablar de mis vulnerabilidades, de lo que más me preocupa. En general me da pánico poner mis demonios encima de la mesa para analizarlos con otra persona.

¿Cuál Es Tu Habitación del Pánico?

Cuando no tengo el ánimo para echar cohetes y alguien se interesa por saber cómo estoy salgo pitando a mi "habitación del pánico", que no es otra que darle la vuelta a la tortilla. Es decir, responder con un escueto "bien" y redirigir el foco hacia mi interlocutor antes de que tenga tiempo de darse cuenta de la jugada.

¿Cómo lo hago?

Aprende, que en esto soy una maestra:

Contraataco con una pregunta concreta acerca de una cuestión que atañe a esa persona. Por ejemplo, le pregunto por cómo le van las cosas con su nuevo jefe. O por cómo les ha ido a sus hijos en el campamento. O por cómo se encuentra de su última ruptura

Nunca, jamás me ha fallado esta táctica de huida.

¿Por qué es tan buena habitación del pánico?

Porque a todos nos gusta hablar de nuestro libro (aunque algunos nos sintamos cómodos hablando solo de las cubiertas de ese libro). Así que cuando te muestras más que dispuesto a ser todo oídos con la vida, dichas y desdichas, y milagros de los demás ellos normalmente se mostrarán encantados de hablar por los codos.

Si además participas activamente animándoles con más preguntas, comentarios, etc. créeme, no tienes nada que temer. Incluso aquellas personas que tienen un interés genuino en saber de verdad cómo te encuentras tú no se dan cuenta de que les has hecho la trece catorce.


Decía antes que este truco de apuntarles a ellos con los focos nunca me ha fallado, pero no es verdad.

Hubo una vez que no me funcionó:

Una amiga que solía picar el anzuelo sin problemas en una ocasión me paró en seco y me dijo: "No, hoy vamos a hablar de ti, que siempre haces lo mismo y acabo hablando yo cuando lo que yo quiero es que me cuentes cómo estás tú de verdad".

Sé que me arrepentiré de haber contado en el blog cuál es mi habitación del pánico favorita; es como si un mago desvelase en público el mejor de todos sus trucos.

De perdidos al río. Ahí va otra de las habitaciones del pánico que más utilizo:

El humor.

En hacer bromas acerca de una situación que me duele también me siento muy a salvo. No sé si llorar de risa es lo más inteligente que puedo hacer para conseguir que determinadas situaciones o sentimientos no me abrumen o me inmovilicen. Seguramente mi crítico interior no lo apruebe en absoluto. 

Pero como solo somos seres humanos que intentan hacerlo lo mejor que pueden nos resulta muy difícil renunciar a escondernos.

Quizás tu habitación del pánico sean las tres series que sigues de Netlix que te ayudan a no darle vueltas a ese tema que muy bien sabes debes resolver.

O quizás lo sea tu inclinación a poner en marcha un proyecto altamente absorbente detrás de otro.

O la comida. (Si este es tu caso échale un vistazo a estos 11 consejos para liberarte del "hambre emocional").

Tal vez tu habitación del pánico sea comportarte como un auténtico depredador sexual, tratando de no establecer vínculos profundos con nadie.

O sobreproteger a quienes más quieres porque no te podrías enfrentar a que les pasara algo.

O tal vez criticar cómo viven los demás su vida es la habitación del pánico a la que huyes para no intentar encarrilar la tuya.



¿Cuál es tu habitación del pánico? ¿Dónde se siente seguro tu ego ante una amenaza?





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2 comentarios

  1. En el silencio, en la soledad... creo que es sanador poder escuchar tus pensamientos. Pero a la vez también en desconectar escribiendo, con un paseo...

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