lunes, 27 de abril de 2020

Las personas sensibles se dan cuenta de todo (a veces incluso aunque no quieran).


Photo by Sewn Apart on Unsplash

"Tú siempre sabes cómo me siento". "Tú me intuyes muy bien". Las personas sensibles tenemos un superpoder muy especial, nos damos cuenta de todo. Y si además eres alguien que nos importa, ya ni te cuento; sin ser siquiera siempre conscientes de ello, nuestras antenas se disparan. Es difícil que puedas escondernos tu verdadero rostro, incluso a veces a nuestro pesar.

Podemos percibir la intencionalidad con la que la que los demás se relacionan con nosotros. Si no nos dices toda la verdad cuando te hacemos una pregunta o si estás siendo amable con nosotros pero sientes ciertas reservas, por ejemplo. Somos unos jefes descifrando subtextos.

También nos es fácil darnos cuenta del tipo de energía que desprendes. Por eso de forma orgánica e inmediata nos sentimos atraídos hacia ciertas personas o todo lo contrario. Incluso podemos tener una conexión profunda contigo, aunque apenas nos veamos.

De igual manera, nada más entrar en una habitación percibimos la clase de energía que hay en el ambiente.

Las personas muy sensibles incluso por teléfono, sin el apoyo de las señales que nos envía el lenguaje verbal, podemos saber si nos están mintiendo o intentan manipularnos.

Somos buenos dando consejos porque tenemos la capacidad de empatizar, no solo con tus sentimientos, sino también con los de esa tercera persona de la que nos estás hablando.



"Habíamos pasado juntos menos de un mes pero parecía conocerme mejor 
que nadie que hubiese caminado nunca por la tierra" (Circe Madeline Miller)


Te diría que incluso por whatsapp en ocasiones podemos intuir no solo el estado de ánimo de los demás, sino también lo que se callan pero les gustaría poder decir.

Notamos si nos hablas de manera diferente a como lo hacías antes.

Sabemos cuándo estás bien de verdad y cuándo haces el paripé. Cuando necesitas espacio. Cuando estás ocultando tus verdaderos sentimientos a través de una broma. Cuando dices "me da igual" pero en realidad te afecta. Cuando te sientes incómodo porque sabes que no has hecho las cosas cosas bien. Cuando querrías que nos quedásemos más tiempo contigo. Cuando, aunque no quieras o no puedas expresarlo, nos has echado de menos. Cuando, por el motivo que sea, te ponemos nervioso.

Captamos el brillo de tus ojos, y también nos damos cuenta si su expresión es más apagada que de costumbre.

Y aunque apenas conozcamos a alguien podemos adivinar si nuestras palabras le sirven de consuelo.


"La sensibilidad es una fortaleza, no una debilidad. Solo el sensible es confiable. No hay que fiarse nunca del insensible, del que ni siente ni padece." (Inma Puig en El País Semanal)


Si piensas que todas las personas muy sensibles son lloricas temblorosos que rehúyen tu mirada, solitarios de piel fina con los que hay que ir pisando huevos, te habrás equivocado. Yo misma soy un buen ejemplo. Soy -o así me veo a mí misma- asertiva, vitalista, peleona, alegre y vehemente. Tengo un gran sentido del humor, me gusta meterme contigo y que tú lo hagas conmigo. Y aunque disfruto enormemente de mis momentos a solas al mismo tiempo me considero alguien muy sociable que se maneja con soltura en las relaciones con los demás, ya sean estos conocidos o extraños.

Pero en un abrazo puedo escuchar esas palabras que no me dices.

Puedo darme cuenta de cómo se endurece tu rostro ante ese comentario que acabas de escuchar, aunque nadie más lo haga.

Puedo sentir la suave caricia de tu afecto aunque tu voz suene indiferente.

Si acercas tu cara a la mía siento la electricidad que emites entrando por los poros de mi piel.

Siento la amargura, puedo oír el desencanto que se insinúan en las modulaciones de tu voz.

E igualmente tu alegría contenida, tu satisfacción no expresada o tus ganas sinceras de llevarte bien conmigo.

Puede que a veces, mirándote, no sepa ponerle nombre a las emociones que asoman en tu rostro -sorpresa mezclada con ternura, desconcierto mezclado con curiosidad, alivio mezclado con indecisión-, pero si sé cómo me hacen sentir.

Aún así solo un puñado de personas que creen conocerme te dirían que soy alguien muy sensible. Por eso puede ser que si tú te has dado cuenta sea porque tú mismo, como yo, eres alguien muy sensible. Y también puede ser que yo conozca tu secreto.



¿Eres una persona sensible?




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