lunes, 26 de junio de 2017

9 Anécdotas Inolvidables Con El Pelo


El pelo. Una categoría de belleza en sí mismo. A todos nos ocupa una cantidad de tiempo considerable todo lo que tenga que ver con él, ya esté relacionado con su salud, con su aspecto o con su cuidado diario. El pelo da para escribir incluso un tratado de filosofía y otro de sociología. Y también para una entrada divertida en un blog de Actitud & Belleza como éste: ¿quién no tiene una buena anécdota que contar sobre su pelo?

Hoy un grupo de amigos nos cuentan en LMDM cuál es la que no han podido olvidar.

Tomen asiento y disfruten del espectáculo.

9 Anécdotas Inolvidables Con El Pelo

1. Cardados siniestros

"En mi rebelde adolescencia me uní al mundo de los góticos (o siniestros que se decía entonces) y como en esa edad aún lucía una mata de pelo bien lustrosa decidí peinarme al puro estilo The Cure. Pero la realidad es que cardarse el pelo uno mismo no resultó ser tan fácil como yo pensaba: mis primeros intentos daban verdadera lástima así que le pedí ayuda a mi madre. 

Semanas después mi casa se había convertido en una especie de tétrico salón de peluquería ya que cada sábado antes de salir el grupete de amigos siniestros pasaba por mi casa para que mi madre, uno a uno, nos cardara y nos inflara a laca."

2.  Un estropajo en la cabeza

"Lo recuerdo con espanto. Me hicieron una permanente y me quemaron el pelo. Parecía estropajo. Hasta que pude sanear el cabello pasaron muchos meses. La peluquería estaba en Alberto Alcocer, y por supuesto no volví."

3. La chica con suerte

"Pues aparte de pedir que te corten las puntas y vayan y te corten media melena siempre he tenido suerte con mis cambios radicales. Nunca me he visto en un WTF! O tal vez es que soy muy positiva y me digo, "buah, un cambio más."

4. Pesadillas de estrellas del rock

"Lo más desastroso que me ha pasado fue una vez que como no tenía tiempo de ir al peluquero decidí cogerle a mi compañero de piso su maquinilla eléctrica (solo pensaba recortarme un poco el pelo) pero sin saber cómo funcionaba. No tuve mejor idea que hacer la primera pasada por la parte frontal, por el flequillo,... Te puedes imaginar la calva que me dejé. Ante tal estropicio ya no había solución alguna para arreglar tal desperfecto, por lo que tuve que raparme toooooda la cabeza.

Aparte de eso lo más común es que el día que tienes que actuar no haya manera de peinarse. Mientras que el resto de los días te sale el peinado perfect de una manera casual el día que hay show no hay dios que consiga que el tupé se tenga en condiciones."


5. Trasquilones y puntas

"Tengo varias anécdotas, te cuento dos:

-A mí me cortaba el pelo mi mujer con una maquinilla. Un día me dejó el pelo en escaleras (trasquilones) y en ese momento decidí que ya no me lo cortaba más. Y a ella le decía 'burro esquilado, a los once meses igualado'.  Así llevo ya cinco años por lo menos.

-Un día en una peluquería insistí tanto en que no me cortasen casi nada que al final efectivamente no me cortó casi ni las puntas. Pero sí que me cobró, sí..."

6. Estilistas y Daltonismo

"Siempre he tenido buena suerte con el pelo, así que te cuento dos anécdotas que no son mías pero que viví en primera persona:

-De jovencita acompañé un día a mi hermana a un estilista que tenía mucha fama entre las mujeres del barrio (lo de estilista por entonces no se veía mucho). El caso es que mi hermana entregó al estilista su hermosa cabellera negra y salió convertida en la protagonista de Flash Dance: un corte horrendo, ochentero, que encima le quedaba fatal. Viendo su disgusto saqué mis ahorros para que le volvieran a cortar el pelo en una academia de peluquería. Acabó con un corte a la altura de la mandíbula, las chicas de la academia no pudieron hacer mucho más. 

-Una de mis mejores amigas de la Universidad me comentó que iba a ir a la peluquería para ponerse el pelo violín. Al día siguiente cuando entró en clase ¡llevaba el pelo azul a lo Lucía Bosé! Se hizo el silencio y la profesora -ojiplática- solo atinó a decirle 'new look, eeeeh' Me entró tal ataque de risa que tuve que salir de clase entre las carcajadas del resto de mis compañeros."

7. Un verdadero WTF!

"Yo tengo anécdotas con el pelo como para escribir un libro... En una ocasión iba solo a cortarme las puntas pero la peluquera me me sugirió darme unos reflejos. Yo soy muy reacia a los tintes pero le enseñé una foto del pelo de Olivia Palermo como ejemplo del tono que me gustaba. 

Salí de allí con el pelo muy oscuro. Tonta de mí pensé que se aclararía, pero al acabo de los dos meses empezó a virar a rojo-cobrizo, un color que me horroriza. Me hizo lo que llaman un arrastre y me dejó con las raíces rubias y el resto del pelo como una zanahoria. 

Tuve que ir a la peluquería de un centro comercial en domingo para que me arreglaran el color ya que yo lo intenté en casa con un tinte y lo dejé horrible. Terminé con el pelo negro a lo Miércoles Adams. En menos de 48 horas mi pelo había pasado por un arrastre y 3 tintes. 

Estuve más de seis meses traumatizada."

8. Juanita Palomo

"Mi pelo y yo... Tengo una relación extraña con él. Desde que era bien pequeña me lo cortaba yo misma con unas tijeras. No me gustan las peluquerías y solo voy una vez al año a que me arreglen los desastres que me he hago yo, ahora de mayor con navaja. Lo más interesante es que siempre me dicen que tengo un pelo estupendo, ¡tinte y corte by myself! Debe ser un TOC de libro."

9. Verano Charro

"En verano vivíamos en un chalet con mucho campo, piscinas, deporte, club y todo eso. Mucha juventud y pandilla tipo Verano Azul pero en el Campo Charro (cambia el mar por las encinas).

Una tarde, mientras las féminas de la pandilla jugaban al tenis, se acerca a mí el chico que me molaba y me pregunta: 'Oye, ¿tú cuánto hace que no te cortas el pelo?' (así, tal cual, sin mediar un hola ni nada). Lucía yo por entonces una larga y cuidadísima melena morena, por lo que me quedé petrificada y le solté una bordería, no recuerdo cuál exactamente. Solo sé que desde aquel momento hasta hoy he pasado 30 años junto a aquel chico que sin mediar un hola hizo temblar mi melenón."


¿Tienes alguna anécdota con el pelo que quieras contarnos?




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8 comentarios

  1. Jajajaja
    ¡Que grandes, Mariola!
    El juego que da un buen pelazo :-)
    Gracias por compartir con nosotros las anécdotas de tus amigos, he tenido un desayuno delicioso entre cortes de pelo, cardados, estilistas y amoríos de verano.

    Un beso enorme, belleza,

    Miss A

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  2. Ja ja ja, yo también me he hecho cosas, eso sí... tintármelo ni hablar!!! todo el mundo no tiene la suerte de tener el pelo pelirrojo y son muchas las envidias que ha generado!!! pero también me hice la permanente con pelo corto y me dejaron como una escarola, por no hablar de los peinados que llevé en los 80!!! pero todo sea por las modas!!! a pesar de todo tengo buen pelo y no serñia justa renegar de el ahora... incluso ni me han salido canas!!!


    Besos

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  3. jajajajajajajaja, ¡ai qué risa!
    Yo recuerdo perfectamente el año que me dio por hacerme la permanente, ¡por favor, qué horror! nunca más!
    Y de mi rebelde adolescencia que quería el pelo rojo y me hicieron unas mechas.... para qué recordar más!
    Besos rojos por doquier!

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  4. Pues desde trasquilarme el flequillo como llevar un rubio pollo durante meses... todos tenemos un pasado
    Un besote

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  5. Me encanta el post!

    Besos, Puntoya-parte.

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  6. Huy, peripecias capilares... mi pelo es mi gran vanidad: es muy abundante, lo llevo largo y normalmente está muy sano y con buen aspecto. No obstante, ha pasado por lo suyo: permanente desastrosa (tengo el pelo-tabla y de adolescente soñaba con una melena suavemente ondulada como las de las revistas), seguida de un corte horroroso para deshacerme del estropajo resultante; tintes góticos negros, azules y rojos-violeta (el color era bonito y gustaba mucho, el pelo estropeado tras el tintado frecuente, no tanto); unos años después, un flequillo de estos que parecen cortados con cuenco... menos mal que el pelo me crece rápido. Bss y feliz domingo

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  7. me alegra haber encontrado a mi peluquera ideal y no tener ninguna anécdota mala que contarte.
    Un beso.

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  8. He llegado a llevar mechas verdes así que si me pongo a contar experiencias capilares, ¡no paro!

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