jueves, 19 de mayo de 2016

¿Somos Unos Raros de Andar Por Casa?


Hace un tiempo publiqué en LMDM un post, "Solo en casa: ¿Qué cosas inconfesables haces?" con una lista de trece comportamientos raros que tenemos cuando no hay nadie delante que pueda observarnos ni coartarnos.  

Hoy me apetecía darle una vuelta de tuerca a aquella entrada pensando en esas cosas tan raras que hacemos cuando llegamos a casa y tenemos ganas de relajarnos.


Las 32 Cosas Más Raras Que Hacemos Cuando Llegamos a Casa


1. Quitarte el sujetador (nosotras).

2. Quitaros toda la ropa y quedaros desnudos (vosotros).

3. Ponerte mezclas imposibles de prendas y colores; hablo de ese patético fondo de armario que todos conocemos como "ropa de estar por casa".

4. Recogerte el pelo en moñetes estrafalarios.

5. Abrir la puerta del frigorífico y mirar lo que hay dentro aunque no tengas hambre.

6. Hacerte el firme propósito de olvidarte de las redes sociales durante un par de horas.

7. Chequearlas al cabo de diez minutos.

8. Consultar el número de nuevos likes que tiene tu último estado de Facebook y tomar nota mental de quienes te los han dado.

9. Echar un vistazo rápido a las actualizaciones de tus amigos y, antes de dejar el teléfono, volver a hacer scroll en la lista de likes de tu último estado.

10. Procrastinar una hora en Pinterest viendo tableros de viajes, bodas y recetas.

11. Levantarte y volver a mirar en la nevera.

12. Procrastinar otra hora más en Instagram viendo perfiles de gastronomía.

13. Hablar a tu mascota como si fuera un niño de dos años.

14. Consultar a tu mascota como si fuera el Oráculo de Delfos ("¿tú quién crees que será el nuevo presidente del gobierno, Leo?"), un coach ("¿qué hago, Pecas, voy a esa entrevista o no?") o tu estilista personal ("¿cómo me quedan estos vaqueros, Coco?").

15. Sentarte en el sofá, encender la tele, decidirte por un canal (en la segunda o tercera ronda de zapping), mirar 10 segundos la pantalla, coger el teléfono, llamar a alguien, levantarte del sofá en cuanto contestan, dar vueltas por toda la casa mientras hablas, olvidarte durante media hora de que tienes la televisión encendida.

16. Asegurarte de que has echado la llave de casa.

17. Depilarte los dedos de los pies.

18. Hacerte ochenta #NoMakeup selfies y no compartir ninguno.

19. Buscarte en Google.

20. Escuchar la misma canción en bucle una y otra vez hasta terminar aborreciéndola.

21. Volver a asegurarte de que has echado la llave.

22. Mirar debajo de la cama, detrás de las cortinas y de la mampara de la ducha para comprobar que no hay nadie.

23. Debatir un tema de actualidad contigo mismo para poder defender tu postura como un tertuliano experimentado en el caso de que alguien, algún día, te pregunte por tu opinión acerca de la legalización de las drogas o la carrera de Donald Trump hacia a la presidencia de EEUU.

24. Ver de un tirón los mejores memes de la semana y volver a llorar de risa.

25. Imaginar que tienes tu propio programa de cocina mientras haces la cena y soltar frases al vacío como "el secreto está en cortar el champiñón en láminas muy finitas" o "ahora lo metemos todo junto en el horno quince minutitos."

26. O comer cosas raras, ¿quién no le ha echado alguna vez mayonesa a la comida china?

27. Un clásico: curiosear el perfil de tu ex o de esa persona que te tiene loquito o loquita. Quieres saber qué hace, si está viéndose con alguien más feo que tú,...

28. Mirar la pared (vosotros). Los hombres han sido bendecidos por los dioses con la increíble capacidad de poder no pensar en nada durante horas.

29. Fantasear con otras mujeres (vosotros, claro, ¿quién si no?)

30. Probar los cosméticos de tu pareja. ¿Y si esa crema antiarrugas también funciona contigo? Pero jamás le confesarás a ella que la has cogido.

31. Experimentar con nuevos peinados. Sí, vosotros también.

32. Imaginar cuál hubiera sido la respuesta perfecta a esa persona con la que has discutido esta mañana.




¿Qué es lo más raro que haces tú cuando llegas a casa?




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13 comentarios

  1. Yo estas cosas no las veo raras, sino habituales y normales.
    Besos!

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  2. No lo sé!!! nunca me he parado a pensarlo!!! ja ja ja


    besos

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  3. Jajajaja algunas cosas las cumplo. Quitarte el sujetador al llegar a casa es muy gratificante y ponerte piezas que no pegan ni con cola también.
    Un beso.

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  4. Anda que no lo hemos hecho todos! Saludos!

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  5. jajjaajajajajajajjaa, me encanta!!!!!!!

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  6. jajajaja, no sé lo más raro pero muchas de las cosas que pones las hago... lo meditaré jajajaja

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  7. jajajajaja que buen rato me has hecho pasar Mariola de mi alma y de mi corazónnnnnnnn
    Necesitaba un rato de estos de darle vueltas y vueltas a internet solita en casa :-) :-)
    Por cierto, nos has clavado a mi Coco y a mi con los vaqueros :-) :-) :-) Ella siempre me aconseja bien
    Eres una crack, amiga
    Un beso enorme

    Miss A

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  8. Lo peor de la combinación de prendas raras es cuando llega un mensajero a casa. Los pobres creo que ya no deben sorprenderse de nada :D

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  9. Jjajajaaj toda la razón del mundo. Yo llamo a la ropa de andar por casa ropa de mendigo xD. Un besote

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  10. Yo lo primero me pongo mi ropa de andar por casa que es tal y como la describes tu, y hacerme un recogido capilar imposible
    Un besote

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  11. Hola Mariola, si al menos una persona hace las cosas que has listado en el post de hoy, dejan de ser raras. Los seres humanos nos parecemos más de lo que creemos.
    Yo lo primero que hago al llegar a casa es llamar a mi gatito para que venga a saludarme sino lo encuentro en la puerta esperándome...
    Un post muy ameno. besos...

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  12. Yo es que necesito llevar sujetador, de hecho lo que hago cuando llegar a casa es cambiar el de aros por uno tipo sport, pero no puedo ir sin sujetador por la vida.
    Lo de la ropa estrafalaria, más que estrafalaria la más cómoda y sobre todo que sea de algodón. Lo demás, pues sí, confieso que algún "pecadillo" cometo.
    Me ha encantado el post, Mariola, muy divertido.

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  13. Nuestras mascotas nos ofrecen una gran compañía cuando nos encontramos solo con ellos en nuestro hogar. Hablar y jugar con ellos nos ayuda más mentalmente a nosotros que a ellos, ya que ambos descargamos estrés y nos tranquilizamos.

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