lunes, 18 de diciembre de 2017

Mil Calles Llevan Hacia Ti: ¿Interpreto Mal Las Señales?


"¿Estoy interpretando mal las señales?" Hace unos días un amigo me lanzaba esta pregunta -medio desesperado medio descolocado- durante una cena a la que me invitó porque necesitaba hablar conmigo de una mujer que le tiene obsesionado y fascinado a partes iguales desde hace tiempo.

"¿Soy yo, que me imagino cosas?"

"¿Me estoy volviendo loco y todo está en mi cabeza?"

"¿Quiero ver una conexión especial donde solo hay amistad?"

No. Creo que no estás interpretando mal las señales. A mí me parece que ella también está loca por ti, pero me atrevería a decir que te teme más que a un nublado.

"¿A mí, por qué?"

Mil Calles Llevan Hacia Ti: ¿Interpreto Mal Las Señales?

Porque la cuestión, amigo mío, es que tú tampoco estás siendo muy claro con las señales que envías.

La confundes cuando coqueteas con otras delante de sus narices.

Cuando no muestras ni el más mínimo interés por quedar a solas.

Cuando te la quedas mirando con una ternura infinita pero si cruza sus ojos con los tuyos apartas la mirada.

Cuando te pones a salir con otra mujer (don't go for second best, baby) porque has tirado la toalla con lo vuestro.

"Es que no quiero quedar como un pardillo solitario, esperándola eternamente."

Ya veo.

Todos, por nuestras propias e inescrutables razones hemos lanzado en alguna ocasión señales equivocadas a una persona que nos importaba mucho.

"Puedo perderme en el alcohol
y dibujar un corazón,
fingir que existe alguien más
que ahora ocupa tu lugar"

¿Cuántas veces has dicho o hecho algo que no sentías con el único objetivo de provocar una reacción en ella y después te has arrepentido?

Todos hacemos el idiota alguna vez.

Y confundimos con nuestras señales a todo el mundo:

-A la persona con la que te has conformado, porque siente que algo falta.

-A la persona que de verdad pone tu mente a cien, porque piensa que tal vez se haya equivocado contigo.

-A ti mismo, porque haces una y otra vez lo que no deseas hacer.


Cómo Salir de la Confusión: La Escritura Emocional

He escrito esta entrada para que la hagan suya todos los que andan desorientados por el comportamiento errático de otra persona. Los que piensan que los únicos culpables son ellos por montarse películas sin fundamento en la cabeza.

¿Cuántas veces te has visto tú mismo en una situación similar a la de mi amigo?

Perdido y solo en medio de la incertidumbre.

Metiendo la pata una y otra vez.

¿Cómo salir de la confusión?

Escucha a tu instinto. Afina los sentidos. Toma nota mental de todo y después plasma tu confusión en unas cuantas líneas con el objetivo de liberarte de ella.

A este ejercicio le llaman escritura emocional y sería algo parecido a esto:



                                    A Ti, Que Me Confundes Con Tus Señales 

"No necesito hacer un test tipo 'averigua qué siente esa persona por ti' para saber que tú me quieres. Mira, hace ya tiempo que nos conocemos. A estas alturas tus triquiñuelas para disimularlo me producirían ternura si no fuera porque no me entra en la cabeza por qué un hombre hecho y derecho más que hombre parece berberecho.

¿Por qué berberecho? Porque rima con lo anterior, porque me gusta como suena y porque esta es mi carta de desahogo y en ella digo lo que me parece.

No hace fata que tú lo entiendas.

Tampoco te entiendo yo a ti y aquí seguimos: tú mirando mis redes sociales a escondidas y yo haciendo como que no me entero. 

Tú haciendo como que no te importo y yo haciéndome la cool.

Tú enredando con otras y yo buscándome problemas con otros.

Ambos lanzándole al otro señales contradictorias sin poder evitarlo. Y es que en este asunto se solapan dos versiones. La oficial, que dice que lo pasamos en grande juntos, y la oficiosa, esa que solo tú yo conocemos:

Nos ponemos el uno al otro un poco nerviosos.

Será porque ninguno de los dos sabe cómo manejar esto.

¿Cómo podríamos, si es del todo involuntario? ¿A quién le echamos la culpa, a la predisposición biológica, a los deseos inconscientes, a la pura vibración áurica?

No sé si sabes que tengo la visión periférica de un tiburón martillo, así que pocos detalles escapan a mi observación. Esta es una de las razones por las que a veces me resulta muy sencillo leer tu lenguaje corporal (medio de comunicación que no deberías subestimar ya que es un lenguaje más revelador, elocuente y fluido que el verbal).

Sé que lo que sientes por mí es auténtico porque noto cómo todos tus músculos se ponen en tensión cada vez que nos vemos. Sé que lo que provoco en ti es real porque dispones de todo un menú de miradas para mí:

La de guerrero en guardia cuando aparezco sin que lo esperes.

La de lobo cuando me deseas.

La de un Joe DiMaggio encelado con su Marilyn cuando otros hombres acaparan mi atención.

La de adolescente enamorado cuando te produzco ternura.

La de ojeador de unicornios cuando estoy especialmente deslumbrante.

La de un niño que acaba de bajar de su primera vuelta en una montaña rusa cuando te desconcierto.

La de investigador criminal cuando tratas de desentrañar mis intenciones hacia ti.

La de analista financiero cuando calculas tus posibilidades conmigo.

La de intelectual concentrado cuando te enredo con mi elocuencia.


"I could find another girl to kiss me
I could find another girl to miss me
I could find another girl who wants to be true
But I'll never get over you.

I got over Marie Lou, 
I got over Suzie Q, 
I got over Connie too.
I got over losing you to somebody new,
But I'll never get over you"

(No, I'll Never Get Over You, Roy Orbison)


Me consta que con mis distorsiones te he estimulado, pero también que te he hecho sentir mental y emocionalmente impotente. Para ser justos no puedo acusarte de enviar señales contradictorias cuando yo misma soy más escurridiza que una anguila.

Foolishly laying our hearts on the table, stumbling' in

Y sin embargo a los dos nos cuesta cada vez menos reconocer y hablar de esa parte nuestra a la que le suenan de maravilla palabras como

Lealtad. Equipo. Consistencia.

Tanto presumir de que tenemos el espíritu de las almas llaneras hermanas de la espuma, de las garzas, de las rosas y del sol.

Ja- ja- ja

Ahora resulta que tú eres un señor de Burgos y yo una señorita de Valladolid.

Y es romántico,

y es bonito,

y es bueno, que a pesar de ser mayorcitos nos sigan gustando los juegos.

Pero abandonar las partidas en tablas no va conmigo.

Así que aunque de cara a la galería me comprometo a seguir siendo tu amiga, desde aquí te lo advierto: a mi espíritu de ganadora le va a costar mucho, mucho, renunciar a ti.

Ni siquiera alguien tan poco inclinado como yo a llevar piedras preciosas ve un diamante y sigue caminando.

Solo espero que esta Escarlata O'Hara no se haya dado cuenta demasiado tarde de que su destino está con un fuerte y determinado Rhet Butler, y no con un contemplativo y vacilante Ashley Wilkes. "


(Qué a gusto me he quedado, te recomiendo totalmente practicar esto de la escritura emocional).




¿Crees que sabes interpretar bien las señales?




Share:

5 comentarios

  1. jajajaja me parto con el pareces un berberecho!!!!
    Besos rojos por doquier Mariola!!

    ResponderEliminar
  2. Cuanto me ha gustado! Estoy en un momento muy crítico con este tema! He de realizar esta carta y tener mucha valentía . Gracias 😘😘😘😘

    ResponderEliminar
  3. Tengo que procesar este post, me pasó algo parecido con un “amigo” este verano...

    ResponderEliminar
  4. Que flashback con esta canción... pues no la escuché veces... y no, yo creo que lo de las señales a muchos se nos escapa porque la percepción es tan subjetiva que hace que nos perdamos detalles o gestos ....
    Un besote

    ResponderEliminar

© La Macedonia de Mariola | All rights reserved.
Blog Layout Created by pipdig